Será que no tengo corazón, pero durante varios minutos no he podido parar de descojonarme al ver un vídeo grabado por algún padre de familia genuinamente americano al que se le ocurrió la idea de echar la mañana en un zoo donde unos chimpancés «juegan» con un mapache. Sin embargo, y una vez pasado el ataque de risa al ver como ese animal «espatarrao» se desplaza por los aires dibujando ondas helicoidales «cola, tripa, cabeza, cola, tripa, cabeza» y aterriza sano y salvo unos cuantos metros más abajo de donde había comenzado el vuelo, me he quedado grogui.
El único contacto con animales son los cadáveres de polillas que recojo con un «Kleenex» detrás de mi váter así que este tipo de situaciones no podrían producirse en su hábitat natural: cada una de las especies tendría muy difícil el llegar a encontrarse (parece ser que el mapache es americano y los únicos chimpancés localizados en ese continente están reunidos en el Edificio Trump de la 5th Avenue), pero más allá de los gritos en off de los niños y la voz temperada del americano que lo narra todo como Félix Rodriguez de la Fuente me desconcierta el comportamiento animal tan fieramente humano. ¿No se trata de animales particularmente evolucionados (evolución entendida como semejanza con el hombre, término ampliamente discutible) que se comportan como «hoolligans» a la salida de un partido o como chavales de catorce cebándose con el raro que se pasó en un descuido al campo de los mayores?
De pronto las barreras se difuminan y ya no sé quiénes son los verdaderos animales, ni los animalistas, ni los animalistos y mucho menos los listos, y las preguntas me asaltan al mismo tempo con el que los preciosos animalitos peludos le dan puñetazos al conejito con antifaz que intenta escabullirse por el agujero, pero es agarrado por la cola, y se revuelve por su vida, y muerde y se lleva más capones y…
Parece ser que el mapache come bien y se recupera en su madriguera de cemento al abrigo de los depredadores y que esa misma madriguera le condena a no poder ver las montañas y las estaciones cerca del río donde se supone que debería de estar. De los chimpancés no digo nada. Cabrones.