Siempre he desconfiado de las encuestas, instrumentos que muchas veces responden a intereses que se nos escapan y que a mi modo de ver no son capaces de acotar una realidad caleidoscópica, rara, psicótica, siempre en permanente cambio.
Resulta que a los españoles les preocupa el paro, la corrupción y el fraude, los problemas económicos, los partidos políticos, preocupaciones que van alternando posiciones en función de la encuesta, del momento en que proceden a rellenar el formulario (no es lo mismo que te pillen cagando que recién duchado y tomándote un descafeinado) y los intereses del encuestado que, muchas veces, está tentado a responder NS/NC en todas y cada una de las impertinentes preguntas.
Últimamente pregunto a la gente que conozco (sí, soy un poco CIS en versión de carne y huevos) sobre su vida y, curiosamente, casi todos ellos se olvidan de los jodidos políticos, sus trapicheos con el poder y el dinero, sus cuentas en Suiza y fuera de esa isla llamada Cataluña, la crisis (esa cosa tan fea y horrible que no se ve pero se siente en cada esquina de cualquier barrio que tenga música de fondo), y casi todos ellos, profesionales cualificados y algo viciosos con la paternidad recién estrenada o en visos de y de buen pelo o injertados, responden que lo que de verdad les quita el sueño es encontrar un casa de alquiler que no se parezca a un ataúd sin ventanas y con vistas a un estercolero a un precio que no iguale o supere sus respectivos salarios.
Y es que ahora hemos descubierto que se puede hacer dinero sin tener que arriesgar nada. Heredas o te compras una casa, la pones en AirBnB para sacarte un extra y llegas a la conclusión de que puedes hacerte empresario a costa de los demás, turistas desconocedores y nativos que se ven obligados a explorar nuevas tierras porque en el centro solamente hay lugar para ricos, políticos, putas de alto standing y estudiantes subvencionados por sus padres.
¿Crisis, fraude, paro, independentismo? ¡¡¡¡AIRBNB!!!!