El cumpleaños de Bob Dylan

Tenía que caer en lunes. Hoy es el cumpleaños de Robert Allen Zimmerman, el otro Bob Dylan. El primero cumple 80 años; el segundo pasa de esas mierdas. Y es que si algo define la vida como concierto infinito es el misterio. Porque el chico de Duluth siempre estuvo en contra del titular y su propia biografía, de lo que sus fieles esperaban del infiel al mundo. Cosas del aspirante a que le dejen en paz. «Nunca vas a ser más increíble que tú mismo», dijo mientras encendía un cigarrillo. Palabra de Bob.

Así ha pasado ocho décadas, siendo consciente de que ser libre implica responsabilidades que ni uno mismo es capaz de entender, pero que se parecen bastante a abrir los ojos con el canto del gallo y acostarse sin sueño. Entre medias fue ídolo de toda una generación con flores en el pelo, después enemigo eléctrico, más tarde cantante de voz de clara de huevo en «Nashville Skyline«, cristiano y vaquero, voz de alquitrán otra vez, hasta terminar vendiendo toda su obra por 300 millones de dólares. Rechazó otra oferta por 400 y casi el Nobel. Todo my Dylan.

Lo mejor de todo es que después de cientos de canciones sigue siendo un gran desconocido, incluso para los que creemos conocerle. Es más, ¿quién se atrevería a decirle qué tal va todo, Bob? Uno se imagina en una barra con Paul McCartney o Paul Simon, compartiendo un vaso de leche y unos altramuces. Frente a Dylan sentiríamos la extrañeza del video «We are the world«. Por una vez la respuesta no se encuentra flotando en el viento. Y está bien así. Felicidades, querido; seas quien seas.

Ilustración: http://www.pivenworld.com