¿Habemus POTUS o qué?

No sé a vosotros, pero la espera por la elección del nuevo jefe de este orden mundial venido a menos se me está haciendo insoportable. A mí y a Rafa, claro. Y es que la fumata blanca no sale de la Casa idem, y el tiempo pasa, nos vamos haciendo pequeñitos pequeñitos como la amígdala de Trump y nuestras súplicas son ignoradas por los astros y unos pocos estados con nombres intercambiables en el papel y el rosario: Georgia, Omella, Arizona, Nevada, papa Francisco… Da igual lo que recemos o a quién, porque han pasado 24 horas desde la última vez que lo miré y Biden sigue a seis votos, seis Gólgotas como seis hermanos de un padre carpintero, inamovibles, suspendidos en un tiempo sin autor y con un nudo más que probable en forma de protestas masivas. Entonces qué, ¿habemus POTUS?

Para aquellos a los que estas siglas les deje fríos como una noche con toque de queda, decirles que se trata de la manera vaga con la que referirse al President of The United States, vamos, un cargo religioso repleto de connotaciones domésticas que al menos nos está sirviendo para pensar en cosas menos mundanas. Sobre todo cuando vemos a una parte de los habitantes de la nación más poderosa del mundo comportándose peor que Macarena Olona en un día aciago.

Pero así estamos, en este vilo con la cara chusca de dos hombres blancos, viejos y heterosexuales que aspiran al trono para dominar la Tierra, Jesucristos del Twitter y la trifulca mediática empeñados en dar esperanza a un pueblo extenuado que, sin embargo, se niega a renunciar a la lucha. Será porque es verdad que en ese país cualquiera puede ser presidente. This is America, palabra de Dos.

Ilustración: John W. Tomac