María y el silencio

María trajo silencio. Se limitaba a acomodar su cuerpo sobre el edredón, el sudor por dentro de la nuca. Luego respiraba por los ojos frente al universo. Bajito, sin esfuerzo, como esos ríos que parecen lagos, tan profundos, tan silenciosos, tan de mar. Su silencio evitaba los malentendidos, convertía las palabras en algo inútil, sucesiones de vocal y consonante que nadie necesita cuando su omisión lo dice todo. Las palabras están sobrevaloradas. Palabra de escritor, silencio de María, ese silencio nuestro.

Hace tiempo que los humanos dejamos de escuchar silencios. Será porque no existen. En ausencia de ruido, el sistema linfático y sanguíneo resuenan imitando a los obreros. Todo es pensamiento, coches, miedo a la desnudez que trae la calma. María descifraba el estruendo de dos que callan, parecía cómoda en un paisaje líquido porque, sin volumen, la vida recupera su dimensión casi sagrada. Shhh.

Dicen que «el camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio». No lo creo. El silencio nos permite observar lo pequeño desde el lugar que le corresponde, un espacio donde no somos en el tiempo, sino que el tiempo es en nosotros. Solamente aspiraremos a ser libres si aprendemos a no decir nada. Qué extraño. Todavía escucho a María en esa cama, mirando el techo y por lo tanto al cielo. Eran las diez de la noche de un silencio. Y comenzó a llover ahí fuera.

Ilustración: Simon Bailly

Si estuvieras aquí

Si estuvieras aquí te miraría a los ojos muy despacio

Te miraría a los ojos suavemente

Acercaría mi pupila a tu iris negro

Y con la mano libre abrazaría la serpiente de tu espalda

Si estuvieras aquí cerraría las persianas

le pediría al aire que no entre

Tú y yo nos bastamos para celebrar la vida secreta de los árboles
el vino y la luna

Si estuvieras aquí te diría algo, poco, una palabra

Acerca de un viaje sin movernos, casi un susurro

Y con la mano ocupada sentirías viento

Después no habría más palabras, porque lo que no se dice es lo único que importa

Si estuvieras aquí…
pero estás en otra parte,
y la noche es más larga que cualquier invierno

Ilustración: Guy Billout

Solertad o libercismo

No se sabe muy bien qué sucede en España, nuestro mundo. Resulta que además de traiciones e infartos de miocardio, cada mañana asistimos a un fenómeno extraño: el significado de las palabras está cambiando, se difumina hasta alcanzar niveles dignos de una ficción de Pajares y Esteso. El ejemplo más claro es el eslogan de esa mujer de mirada e intenciones espurias: socialismo o libertad. Nótese el empleo, para nada casual, de la conjunción o que expresa diferencia, separación o alternativa entre dos o más personas, cosas o ideas. O eres de uno, susto y muerte de izquierdas, o eres de otra, la pizza con piña y de derechas. Elige. Y es ese punto cuando surge la necesidad de pensar por qué.

Así nos encontramos con que el socialismo del año 2021 es sinónimo de expropiación, quema de iglesias, supresión de privilegios, revolución bolivariana y castración de la iniciativa individual. Su significado, aunque resulte impensable, es otro bien distinto y aparece recogido en la RAE. En cuanto a la libertad, y sobre todo en un país llamado Madrid, su empleo está asociado a tomarte unas cañas y una de bravas cuando te salga de los cojones, olvidando que la propia existencia es el mayor acto de rebelión conocido. Lo sé, es complejo, pero se entiende mejor en el último párrafo. Y con una escena de la película «Easy Rider«.

Billy (Denis Hopper) le cuenta a George (Jack Nicholson) que el mundo se volvió cobarde, tiene miedo de alguien que vive encima de una Harley Davidson. George le explica que no tienen miedo de él, sino de lo que representa. ¿Miedo de un tío que necesita un corte de pelo?, replica Billy. No, tú representas la libertad, contesta George. De eso se trata, ¿no?, de ser libres, insiste Billy. Hablar de libertad y ser libre son cosas distintas, continúa George. Es complicado ser libre cuando te compran y te venden en el mercado, pero nada de recordarles que ellos no son libres porque entonces se cabrearán y estarán dispuestos a matar para demostrarte lo contrario. Se vuelven peligrosos. Pues eso.

Ilustración: http://www.tristaneaton.com