Hay un rey humilde llamado Rafa Nadal

A los mayores les gustan las cifras. Al deporte más. Con ellas y por ellas se gana, encumbran. Más allá de respirar hasta veintiuno sin atragantarse y de la discusión sobre quién es el mejor deportista de todos los tiempos, lo de hoy va en contra de la evidencia diaria. Y es que los viejos cuentan. A una edad improbable y con el cuerpo maltrecho, la cabeza de Rafa Nadal muestra síntomas de una juventud a prueba de retiros. Quizás por eso hablar de sus números sea sinónimo de copas y laureles. Son tantos que uno no entiende muy bien cómo es posible. Quizás por eso los logró. Cosas del fuego.

Siguiendo con cuentos para mayores parece ser que la clave reside en su pasión. Sin embargo, hay muchos colmados por el ardor que nunca ganan nada. Mejor invocar a esa actitud positiva, inquebrantable, mediterránea. Hmm, tampoco parece suficiente para remontar dos sets en contra. ¿Espíritu de trabajo? No más que cualquier otro en el circuito. En realidad, su éxito reside en que nunca vivió de las glorias, de tal manera que su «vejez» destaca poco o nada en sus derrotas.

Al ganar su último punto hasta la fecha se quedó parado. Ahí, entre el cansancio y esa piel de cuero había un crío de 21 años que sonreía como sólo los que nunca se deleitan con los logros esbozan una sonrisa, como lo celebran aquellos que felicitan al adversario antes de lanzar las muñequeras a la grada. Medvedev fue superior en casi todas las facetas de una gesta a contrapié de la lógica moderna. Las estadísticas mienten y por fin este domingo podemos decir que el tenis es un juego que inventaron los ingleses, que emparenta a dos mozos durante cinco horas y media y en el que siempre gana Nadal. Júbilo.

Ilustración: Nike

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s