Yo soy de Ayuso

Juro que he visto esta foto en el perfil de un ser humano. «Yo soy de Ayuso» escribió él solito. ¿Qué significa ese aforismo? De repente, la suciedad genera bandos en la sociedad. Es más, viene acompañada de mariachis. Por fin se puede elegir entre contratos a dedo y matones, los que roban contra los que espían, la del fondo rojo frente a los azules y populares, como si el mal estuviera sujeto a la discreción de la audiencia, que lo está. Otra cosa es manifestarlo públicamente, aunque en este caso es comprensible visto el comportamiento de esta gran familia. Familia, digo, mafia hermanada. Pierden los votantes, sobre todo aquellos que van un poco más allá de las cosas del poder y siguen apoyando al partido.

Porque la violencia así, cruda y a la encía, puede entenderse en caso de despecho. Seguro que Isabel y Pablo copularon en alguna fiesta, algo intenso y aislado, igualito que lo de las mascarillas. Luego piden la ilegalización de supuestos partidos terroristas, sin embargo proclaman el amor con virajes a China, pactan con la ultraderecha, trabajan por España bajo el mantra de la claridad y la transparencia de día. De ahí la sangre.

Resulta que los votantes de Isabel seguirán votándola, porque ellos no son de Ayuso, ellos son Ayuso. ¿Cómo renunciar al altruismo cuando vienen mal dadas? Se lo deben. De ahí las lágrimas o las proclamas de ¡A. Valiente, A. Presidente! En eso consiste vivir a la madrileña, en perpetuar la corrupción. Ya se sabe que en algunos barrios hay que perder a un ser querido (y Casado) para pensar en el bien de los demás. Y lo peor; todo lo mencionado es absolutamente triste, pero cierto.

Ilustración: Javier Vidal ama a Isabel Ayuso

Buscando una misa por Franco desesperadamente

Web de la FNFF, Fundación Francisco Franco. Tras toparme con su cara de abubillo tamaño folio he visitado la sección actividades situada a la derecha del qué dijeron los obispos cuando murió. Seguro que cosas buenas; ya se encargaron de bendecir la cruzada contra la República (democrática) allá en el 36. En fin, historia, escoria. Ahora lo importante es el listado de misas en sufragio por el alma del Caudillo y todos los caídos por Dios y por España, pronunciado con énfasis: una el 18 de noviembre en Alicante, otra el 19 en Sevilla, siete el día 20, una ayer en Madrid y hoy ofrenda floral frente a la Cruz de los Caídos y oración patrocinada en la parroquia de Stella Maris en Málaga. A las 21:00, Pablo. Agéndalo.

Resulta que P. Casado acudió por error a un error pío, a pesar de que la Iglesia siempre aduzca que todas las almas merecen su oración y un billete en el cepillo. La fundación, por su parte contratante, agradece la asistencia al político de la luz solar, y el padrenuestro se transforma en palabra de Franco por obra y gracia de un descuido. ¿Quién se atreve a dudar de los milagros? Este muerto está muy vivo y el presidente del PP niega que estuviera al tanto. Será por que tiende a parecer o ser muy tonto.

Queda por tanto clara la distinción entre fe y política. O quizás tampoco resulte tan sencillo. Es más, Franco fue responsable de la muerte de 300.000 soldados de ambos bandos, 200.000 ejecutados y 50.000 ajusticiados en los “paseos”, esos que terminaban con un tiro antes del silencio, y cada 20N recibe coronas de claveles y lágrimas, misas en su memoria dislocada y el afecto de aquellos que confunden la nostalgia con la falta de justicia. Amen (sin tilde). En cuanto a Pablo… vuelve a irse en paz.

Ilustración: Alessandro Gottardo.

Política: una cuestión de fe

Por fin. Después de una larga travesía en el desierto iniciada en 1978, la política española ha alcanzado la gloria del vestido de filetes de Lady Gaga, un pecado concebido en el que las verdades carecen de peso específico y son suplantadas por una estampita de la Virgen de los Dolores, una mentira repetida muchas veces mucho y aquel mantra en el que las palabras ya no sirven, precisamente porque el mensaje es una cuestión de fe. Y ya se sabe que la creencia es el antiséptico del que lo ha perdido todo… menos el humor.

¿Cómo entender si no que Abascal realice alegatos a favor de los homosexuales, que Casado sea un modelo en el espejo caracterizado por la inacción convenientemente iluminada y que Díaz Ayuso, siguiendo las premisas de Miguel Ángel Rodriguez ¡Bajón!, sufra en sus propias carnes estrábicas la circuncisión de la desescalada, la huida hacia delante, la pérdida de miles de madrileños, un Via Crucis de portada que deja sin argumentos a sus rivales políticos y a una parte considerable de la población sana entre comillas?

Y es que en política no gana el que esgrime las mejores razones, ni siquiera aquel que obtiene el mayor número de votos, sino el que resiste al desempleo y la muerte, el que agota a un adversario atónito frente a una revelación que es carne de meme. Lo más curioso de todo este entuerto es que fe, porno duro y esperanza son ahora los mimbres de una «iglesia alt-right» levantada sobre un país en ruinas. Mátame, camión. Por cierto, Díaz Ayuso huele a sudor.

Ilustración: Franklin Booth «Echoes from Vagabondia – ‘She rose and wondered…crept to the door and fled back to the forest.’ ”