La verdad es que Uribes, flamante ministro de fútbol y toros, es un genio. Después de castigar al sector con una sucesión de declaraciones dignas de un portero (de discoteca), ahora se desmarca con otras que van más allá del fuera de juego. Primera perla: «No estamos vacunando a los futbolistas, sino a los jugadores de la selección española». Para entender semejante titular tuve que recurrir a mi amigo Jaume Gelabert, lingüista y filósofo funky, que señaló la importancia de la pragmática, es decir, cómo el contexto influye en el significado. Para evitar la confusión lo más recomendable hubiera sido balbucear: «No estamos vacunando a los futbolistas, sino a los representantes de la nación». Se entiende mejor, ¿no? Otra cosa es estar de acuerdo. Pero es que este hombre piensa lo justo. Será por las zapatillas de tacos.
Segunda perla tras la confirmación de la vacunación exprés: «Lo hacemos porque nos representan a todos». En este punto cabría preguntarse por la palabra todos, pronombre indefinido masculino plural que indica la totalidad de los miembros de un grupo. En un primer vistazo, podría parecer una exageración, que lo de hacer patria con el deporte ya está muy visto. Aquí dejé en paz a Jaume y llegué a la conclusión de que es verdad. A los españoles nos gusta la juerga, saltarnos las colas, que nos eliminen pronto para seguir con las vacaciones y hacer de nuestro himno una bandera. ¡Oeeoeoeoeoeoeeee!
Mas allá de la semántica y el deporte algunos siguen empeñados en agrandar la brecha, privilegiar unas actividades sobre otras y convertir la vida en la Tierra en una broma infinita. Entiendo que, al final, los españoles se representan a sí mismos y el fútbol es mensaje, mensajero y pistola. Ya se encarga Uribes de hacer blanco donde más nos duele.

Ilustración: http://www.1000dessins.com