¿Torero bueno, torero muerto?

Intento por todos los medios ceñirme ese traje tan espantoso, rojo y gualda, tan ajustado al paquete como esa fea costumbre de matar a la espada mientras unos beben, pitan, sacan pañuelos y la orquesta toca pasodobles al compás de las banderillas.

Intento penetrar en el corazón de un chaval joven que quería triunfar —como dicen en los círculos—, entrar en la leyenda manchada de albero y sangre, al que un toro le perfora el pulmón, la aorta torácica con disección posterior hasta hemitórax izquierdo y es arrastrado hasta morir en una clínica de plaza. Y así es, entra de lleno.

Intento imitar la expresión de su cara frente al espejo, una mueca mitad dolor mitad «ya está inconsciente» de aquel al que un animal de 600 kilos le introduce un elemento extraño del tamaño de una consolador en el costado.

Intento con todas mis fuerzas —Chi incluido— colarme en los ojos de una bestia que, apenas un par de días antes, corría tranquilamente por la finca de un terrateniente andaluz y en este momento se encuentra en una plaza rodeado de humanos de aspecto simiesco que gritan olé… Lo machacan, es perseguido por caballos y hombres con armaduras en los pies y mueve la cabeza, persigue un capote al tiempo que se desangra… PERO, ¿QUIÉN ES ESTE CHAVAL DELGADITO QUE ME  ESTÁ MAREANDO? ¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?

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Intento sobre todo entrar en la cabeza de estos tipejos que en 150 caracteres —supongo que pedirles más es demasiado— concentran  mayor volumen de odio del que tiene cabida en un Tendido 7 a rebosar:

Papi, (@deadmarc97): «Siento pena y felicidad por la muerte de Víctor Barrio, pena por la muerte de un ser humano y felicidad por la muerte de un torero».

Silvia, (@SilviaaRivaas): «Victor, jódete».

Todd (@Todd_Hockney) «#ByeBye. Algunos sentimos más la tortura de los animales».

Lo intento. De verdad que lo intento con todas mis fuerzas pero no… no hay manera. Un chaval muere, un animal le sigue, las condolencias proliferan por la pérdida de inocentes (animales y cabestros), la estupidez y la cobardía celebran que siguen más vivas que nunca y nadie tiene ni puta idea de por qué ha ocurrido. ¿Un torero bueno es un torero muerto? Lo dudo.

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