Patas.Tarados.

Una miga  se precipita desde mi boca hasta la mortecina hoja del periódico. Parece un meteorito. Voces. Un hombre llamado Manu, sentado a mi lado y encogido sobre la silla, come fajitas de pollo recalentado y comenta que no está de acuerdo con las nóminas enviadas por email, que él las quiere en papel, ¡ de toda la vida! Mas voces, esta vez procedentes de un aparato que parece un cuadro y que cuelga de la pared. Otro bocado al pastel de chocolate. Mas migas. Ahora se esparcen sobre las letras del periódico. Las oes son del mismo tamaño que esos minúsculos trozos de almidón, gluten y azúcares que ruedan hasta pararse justo al lado del punto de Diego A. Manrique, que esta vez habla en su artículo del mi querido Warren Zevon. «El tarado americano» lo titula y mientras intento generar saliva con mis músculos abdominales ( el pastel se me hace bola y sin leche no hay quién se haga con la bestia ) algo parecido a un insecto se posa en el margen inferior izquierdo. Es demasiado pequeño para ser una mosca y más grande que un mosquito y se mueve formando ondas de sierra que, trescientos pasitos por segundo más tarde, son ochos tumbados. Joder, ¡es acojonante!……y además está comiéndose una miga aún mas diminuta con  tubo que sale de entre sus dos antenas.

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Más voces. Manuel sigue con lo de la puta nómina y no puedo separar mis ojos de ese ser que muy probablemente esté clasificado en los Vademécum científicos desde la época de Darwing pero que para mi es simplemente una epifanía: la cara de cristo sobre el sudario de Turín. De pronto se para, mueve las patas y deja visible la Z de Zevon , el americano tarado del artículo de ese periodista sesudo. Y las voces ahora se cuelan por el costado derecho de la tele: Donald J. Trump y ¿ qué decir del que escribe esto? ¿ Se trata de otro más en la lista?, pero claro, como no es presidente ni una estrella del rock muerta con biografía, ¿no computa de la misma manera?

Manu aprieta el botón de off y las voces paran. La criatura ha volado sin dejar rastro y las migas son recogidas por una mano de alguien al que le enseñaron que hay que ser limpio y educado.  La criatura era Warren, la mano la de Trump, el artículo del periódico del hombre-nómina y las voces procedían del centro de mi cabeza. Patas. Tarados. Música sin fin.Disfrutad cada sandwich.

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