Yo me encontré a Rita muerta

Me encanta observar al ser humano, ese idiota que disfruta con el dolor ajeno y los partidos de fútbol, que compra los viernes negros porque se lo dicen ( y le sale más barato) y que se siente más cercano o/y lejano, a veces incluso íntimo hermano o enemigo, a personas con las que nunca ha cruzado una palabra por el simple hecho de que salgan en pelotas en la página 3 , haya sido visto sus nombres entre los de otros «panameños» o por haber escrito ese libro que cambió para siempre las reglas de su maltrecha existencia. Será que tengo demasiado tiempo.

Hasta tal punto me gusta ver como se revuelven por el por el lodo o son convertidos en Pac mans mediáticos que pienso en Rita Barberá y mis conexiones nerviosas me llevan hasta Monserrat Caballé, a caciques que transforman ciudades pensando en su inmortalidad ( si le hubieran dejado esta señora habría llenado las albuferas  de elefantes, parques de atracciones y casinos para fumadores) e incluso a la imagen de una pobre gorda con pinta de lesbiana y olor a laca que fue ninguneada al final de su vida por todos aquellos que, durante el tiempo que detuvo el poder, fue referencia absoluta entre sus filas. Será este horario tan raro. Aquí aparece con su novia.

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Pero ahora está muerta y todos opinamos aún más, ¿ verdad, Ana Rosa? porque total, ya no puede oírnos y siempre es más fácil dejarse llevar por la corriente y  es lo que toca. Y lo mejor de todo es que murió tal y como vivía últimamente: sola….Esto lo digo porque yo encontré su cadaver. Si, trabajo en el hotel Villa Real desde hace años en el turno de noche. Juanjo, el recepcionista, yo soy botones, me pidió que subiera a la habitación porque la clienta no contestaba a la llamada despertador. Llamé con suavidad a la puerta las tres veces que marca el reglamento interno y después entré.

  • ¿ Señora Barberá?…….¿ Señora Barberá?…..

Entonces la vi sobre la cama revuelta, boca arriba y con la boca abierta, del color de las sábanas. Y lo supe.La ex-alcaldesa estaba muerta y, curiosamente, me vino a la cabeza otra imagen: que llevaba en ese estado varios meses, en el anonimato, ella que había sido siempre tan simpática y popular, con papada pero sana y que, curiosamente, no era el corazón el que le había metido en ese lío sino la escoria de un partido que envilecía aún más al ser humano porque anula a los individuos en nombre de unas siglas. No sé, me siento mal y me da pena.

P.D: Estoy dispuesto a devolver el dinero que robé de su bolso. Llevaba tres de quinientos.

 

 

 

 

 

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