La pregunta que nunca debiste hacerle a tu madre

No pudiste evitarlo. A veces esas cosas pasan. Ni siquiera estabas borracho. De hecho hace años que no te tomas una sola cerveza y te pasaste al Bitter porque te daba por hablar y hablar, sin filtro, sin pensar en las consecuencias que determinadas conversaciones tienen en tu vida, y lo que es peor: en la de los que más quieres.

El caso es que desde el momento en que cayó en tus manos un Playboy con las fotos de Sharon Stone en la portada, comenzaste a ser consciente de que había un importante desequilibrio entre las mujeres que aparecían en esa revista y las demás, que unas representaban las aspiraciones idílicas de lo que sin duda era una realidad fuera de tu alcance y las otras eran nada más y nada menos que un reflejo (a veces doloroso) de lo que te correspondía por el simple hecho de haber nacido en el seno de una familia de clase media un tanto conservadora, de esas que compraron en su momento un piso cerca del centro y una pequeña casa de campo con piscina verde y césped seco.

De entre todas ellas, las de tu especie, universitarias o compañeras de trabajo todavía solteras, portadoras de proyectos personales en las que se vislumbran una familia numerosa o simplemente una playa paradisíaca en la que tomar el sol en pelotas, un hogar con la chimenea encendida y un marido que las ame y las trate con respeto, quizás hacer carrera en el cine con aspiraciones internacionales, varios chulazos que las empotren como Dios manda, sin miramientos, o un trabajo en París, o mejor Nueva York o Barcelona pero antes de que estallara el obús territorial en la plaza de España…de entre todas, y sin dudarlo un segundo, destaca tu MADRE. Y da igual que a veces mientras follas, y para aguantar más, pienses en ella tal y como te la encontraste aquella noche de verano; en pelotas, con matorral en el coño y la parte inferior de los brazos blanda y viscosa por culpa del paso del tiempo pegada a un pecho desparramado. Da igual, siempre será tu madre y por esa sencilla razón nunca debiste hacerle esa pregunta antes irte a dormir. ¿A quién se le ocurre? Preguntarle, así de repente, si de joven había practicado alguna vez sexo anal…¡y si le gustó!

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Lo dicho: la última cosa que deberías haberle preguntado a tu MILF.

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