El mundial de fútbol ha llegado y parece que todas las demás actividades relacionadas con el ocio, la cultura, la entrada del verano y el propio trabajo, quedan relegadas a un segundo plano, a aspectos de las que nadie habla porque para qué: el balón rueda.
La cuestión es que detrás de esos estadios «último modelo», las demostraciones de poderío del imperio de Putin, el secuestro de la libertad de expresión en el país del vodka y las matrioshkas, los peinados y los tatuajes de esos gladiadores de nueva generación que son los futbolistas modernos hay un cámara de televisión; y muchos de ellos lo están pasando fatal.
Duermen en Beloozyorskiy, cerca de Bronnitsy, base de operaciones de la selección Argentina. El hotel habilitado es un gimnasio con apartamentos para deportistas que carece de cualquier tipo de servicios. Todos los días pasan 30 minutos en los terribles atascos que se forman entre las instalaciones de descanso y los centros de entrenamiento donde trabajan los periodistas, que curiosamente, están ubicados al lado de un precioso lago ocupado por los mosquitos. Para acceder a ese lugar es necesario pasar tres cacheos y en las zonas comunes no hay aire acondicionado. Y sí, en Rusia hace un calor del carajo en verano y en los días de partido se tarda cuatro horas en recorrer 100 kilómetros hasta llegar a Moscú (sí, en Rusia las carreteras también son de última generación).
Las jornadas de los cámaras oscilan entre 14 y 16 horas y se dividen democráticamente entre:
- Hotel/gimnasio.
- Bajar al súper con el traductor del móvil preparado para encontrar los productos sin gluten.(¿Cómo se dice sin gluten en ruso? No existe esa palabra porque en Rusia no sufren los problemas de la pusilánime civilización occidental)
- Lavar la ropa a mano en el lavabo del cuarto de baño y secarla con la calefacción del suelo.
- Dicen que lo mejor de Rusia es volver.
Mientras tanto el mundo grita gol, echa la culpa de todo a Messi, algunos se hacen más ricos y los cámaras de televisión se esmeran en que todo parezca bonito, falso, humo de colores y banderas nacionales…todo por obra y gracia de la FIFA, el opio del pueblo.
Nota del redactor: Todo lo mencionado con anteriodad es absolutamente verídico.