Y por fin, en pleno disenso patrio, pijos y desempleados, magnates del petróleo y antisistemas, comuneros y liberales a ultranza, tú, tu vecino patrocinado por Tefal, mamá, Aznar, Carrillo hijo, el panadero y el especulador de VOX, la hoz de Córdoba y el martillo malagueño, Felipe González y sus bonsáis tristes, todos, sin distinción de carne e ideas se despiden de un hombre que hizo de la coherencia y la humildad material un modo de estar en el mundo. Sus enemigos callan, el pueblo lamenta su pérdida y el sábado se rinde ante la más absurda de las evidencias: se va Anguita, nos deja a los mediocres. Así es, murió como vivió; con dignidad.
