La segunda ola no será televisada

Hace tres meses teníamos excusa. El virus era una posibilidad remota, al este del sol naciente, y a nadie en su sano juicio se le ocurrió cerrar fronteras por culpa de unos cuantos chinos con fiebre. Volvemos al presente. Todos, en mayor o menor media, somos conscientes del daño. Los cementerios ganan espacio a los parques, el personal sanitario campa en la urgencia y, a pesar de la cercanía del drama, muchos se han lanzado a una carrera por recuperar el tiempo perdido, como si el presente fuera el único momento de las cosas.

Así, a modo de muerte anunciada, vamos dándole forma a una segunda ola de rebrotes, regresando al futuro en un DeLorean cargado de irresponsabilidad, envueltos en esa pereza que nos produce una realidad huérfana. Y el horror será televisado de nuevo, y todos nos resistimos a creer que este no es otro verano más, y a veces es verdad aquello de que tenemos lo que nos mereceremos… mientras haya vida.

A diferencia de una película no podemos apagarlo, ni detener la imagen para ir al baño, ni volver a verlo a cámara lenta. Ni siquiera cerrando los ojos es posible librarse del enemigo escondido detrás de la máscara de una máscara desechable. Decía Gil Scott-Heron que la revolución no será televisada porque será en directo. Nada más que añadir, doc.

Ilustración: https://bentheillustrator.com/

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s