Esa llama

Lo dijo juntando las palmas de las manos, como si pudiera atrapar el aire que salía de su boca. «Un día te das cuenta de que lo importante no es el rayo o esa idea absurda del amor romántico. Tampoco perder la cabeza o sentir que vuelves a aceptarte. Más bien se trata de incluir a la otra persona en tus paseos por el barrio, que pueda acompañarte en las cosas que haces solo. Ese amor es como un tronco en el fuego. Y se consume poco a poco, cuando oscurece y las noches son más tibias. Y el tiempo nos descuenta, pero queda el calor incandescente dentro de las brasas, el resplandor avivado por el aire». Luego separó las manos. Sus ojos estaban encendidos. Reconocí el amor al que se refería.

El amor que sucede poco a poco revela lo peor en los demás, alumbra sombras que producen bestias. Ese amor nos enseña a querer por encima del amor propio, irradia un calor irreconocible cada día. Porque nada es forzado, porque siempre es difícil. Aquí me tienes, este soy yo, con mis mierdas, mis cicatrices y mi dolor de cervicales. Ese amor prescinde de las palabras «para siempre». Porque para siempre solamente es el recuerdo de lo que una vez perdimos. Entonces, le damos un puntapié al fuego. En la oscuridad brillan los ojos que se miran bien.

La llama entre las manos nos permite seguir conduciendo cuando las gasolineras cierran, marca un rumbo que prescinde de estrellas y cartas de navegación. Muerte a los fuegos artificiales y a todo lo que alumbra por encima de nuestras cabezas. Esta llama no deslumbra, aclara; no quema, calienta; no eleva, cura. Puede que algún día se extinga y nos miremos con extrañeza las palmas de las manos. «¿A dónde ha ido?», te preguntarás. Su ausencia la ocupan la línea del corazón, de la cabeza, de la vida y del destino. Ninguna de ellas sirve sin la llama, como nada somos sin la llama de otra mano.

2 comentarios en “Esa llama

  1. Buenos días, Javier.

    Por eso el amor más verdadero es el que carece de contratos, compromisos y jaulas de oro donde guardarlos. Los que tenemos cierta edad ya, pasamos por tantos amores que sabemos que los que te quedan son los realmente valiosos.

    Un Abrazo, amigo.

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