A veces, las menos, algunos cuentos no necesitan leerse, sino que pueden ser disfrutados a oscuras y con los ojos cerrados, en compañía de Spotify, la radio de nuestro tiempo. De esta forma, un poco absurda y nostálgica, he sido capaz de recrear en mi cabeza «Once upon a time in… Hollywood«, la novena película del director Quentin Tarantino… que aún no he visto.
Y es que KHJ Radio, emisora de Los Ángeles nacida en 1965 bajo los mandos de Bill Drake, es el hilo conductor de esta historia que, como siempre, descansa en su banda sonora, colección de canciones con la capacidad de transformar en imágenes lo que en principio es ficción, o sueño, quizás realidad. Porque la obra de Quentin suena a música antes de ser filmada.
Créditos: Roy Head y el «Treat her right«; Cliff Booth/Brad Pitt conduce un Cadillac 1966 Cuope DeVille por Sunset Boulevard mientras sintoniza «Ramblin’ Gamblin’ Man» de Bob Seager; Rick Dalton/Dicaprio frunce el ceño, se ajusta la cazadora de cuero color mostaza y Deep Purple descargan «Hush«. Estamos en 1969 y estoy teniendo una erección. En esa década era imposible saltarte los anuncios y en la radio es momento para la publicidad: ¡cerveza Mug Root en su nueva botella! Aprovecho para llamar a mi madre, abrir unas patatas y darle un like a la pedorra de Miranda Makaroff.
¿Quiénes son los Buchanan Brothers? Al parecer el cantante era «Son of a lovin´man«, y de nuevo el cine convierte una canción desconocida en algo familiar, tuyo, mío, nuestro, en esa melodía extraviada que siempre estuvo allí. Los segundos pasan, la vida se ensaña con los personajes. Me enredo una y otra vez en «The Circle Game» y con Paul Revere & The Raiders las flores en el pelo de Sharon Tate no son más que un charco de sangre en el salón. Arrasan Los Bravos, y «California Dreaming« y José Feliciano me confiesan que los niños ciegos no saben que lo son hasta que los mayores se lo dicen. Así es la música, un truco de magia envuelto en una película a todo color. Disparos. FIN. Silencio.
