Hace tiempo que nuestras posibilidades se redujeron a aspirar y ya. En realidad, aquellos planes de vida no eran más que una forma rara de lidiar con una incertidumbre que, con el paso del tiempo, se ha convertido en precariedad, costra. Sí, vamos tirando gracias a nuestros estudios, a aquellos viajes a Irlanda, a los másteres para clase pobre y a una lista de logros que engordan el conjunto vacío de la sociedad. Y es que se prospera tan despacio que al final uno termina por reconocer que la casilla de salida era la única. Quizás fuera también así para nuestros padres, sin embargo vivían sabiendo a dónde iban. En 2022 se sobrevive. Y gracias.
Nos prometieron que con esfuerzo podríamos tenerlo todo: un despacho con vistas, vacaciones en Ibiza y descensos en invierno, nuestro diésel y hasta un chalet con piscina comunitaria. Al despertar del sueño, comprobamos que nunca quisimos esa mierda y las jornadas dan para un táper, escaparse al camping del Sonorama y desayunar un vaso de leche semidesnatada con compañeros de la edad de nuestros padres… ya viejos. Así nos pasamos el resto de nuestra vida, en aquel futuro inalcanzable, el presente.
A pesar de todo, algunos insisten en la cultura del esfuerzo: ¡la vida te pondrá obstáculos; los límites los pones tú! Arcada. Nos queda meter mil euros en Bitcoins, emprender como forma de pérdida, encomendarnos a la Virgen de la Lotería y traicionar al azar para que nos traiga un Luis Medina estas Navidades. Luego llegarán las hostias, la vuelta a la casa de la infancia y esa sensación de que nos han estafado con casi todo. Ya lo decía Ángel González: «Te llaman porvenir porque no vienes nunca». ¿Posibilidades? Me parto y por eso las busco.

Ilustración: Guy Billout
Buenas, Javier.
Muchísimas verdades y un dibujo muy elocuente.
Lo da la cultura del esfuerzo está muy bien para las pelis de deportes o para la gente estreñida.
Siempre ha sido una falacia, igual que lo de que si crees en tus sueños se convertirán en realidad.
Si sueñas con darte un trompazo, estate seguro que se cumple.
Hoy en día, además de mucha formación, preparación y paciencia, hace falta un camión tráiler de suerte y más padrinos que la filmoteca de Coppola.
Sí, siempre ha sido así, aunque nos lo han disfrazado siempre, pero ante podías irte a sacarte unas perras en cualquier trabajo físico. Ahora hasta para eso hacen falta títulos y más recomendaciones que Netflix.
Paciencia, ánimo y no desesperes. La güena gente como tú se merece que le sonría el Karma.
O al menos que no lo mire un tuerto. 😜
Un abrazo. 🤗😊👍🏼
Me gustaLe gusta a 3 personas
Verdades las tuyas siempre (o casi). Está claro que la suerte manda, aunque solo implique una posibilidad entre 31 millones. Yo ya me río y he aprendido, a las malas, a no esperar casi nada y sí a contar historias, escribir canciones y emborracharme para volver a casa en bici. El sueño nunca fue español y menos ahora. ¡Abrazo enorme!
Me gustaLe gusta a 3 personas