¿Qué parte de la soledad procede de un cambio brusco en las costumbres? Durante años, se compartieron migas y paseos en círculo, también caricias, cama, vida acuática. Hasta que una mañana, podría ser de lunes, en el reflejo sólo hay uno y un solo cepillo de dientes. Los espejos tienen eso, que nunca mienten, de ahí que estar solo se parezca tanto a estar dormido. Nada ha cambiado, ni siquiera el sueño. Mismas paredes, misma luz a borbotones entrando por la ventana y ese aire cargado de siesta. En la intersección, la novedad se hace pura soledad. Y no son ni las diez de la mañana.
El día discurre con la extrañeza del que sabe que le falta algo y anochece. Compañía, otro olor, pelos, la cadena del retrete en marcha ya muy tarde. Nadie controla la basura y la nevera pasó de representar a los supervivientes a convertirse en ataúd para el hielo, con sus zanahorias bio y la mantequilla que acompaña a los platos de pasta. Se tiene menos hambre cuando se come con uno mismo y el recuerdo de una digestión pesada. Ahí vivir en un octavo resulta útil, pues desde lo alto se divisa un mundo feliz, redondo y a lo suyo.
Ya estando juntos estuvimos solos, incluso más tristes. Era el desamparo del que corría sabiendo que su corazón tenía eco en otro pecho, sincronías del ventrículo que falta. Porque todo se para, de ahí que deshacerse implique un proceso similar al de la materia: ni se crea ni se destruye, late de otro modo y nos transforma. Mientras sucede, hice caso a mi amigo Toni y compré otro cepillo de dientes. «Te hará sentir acompañado», dijo. Y es verdad.

Ilustración: Guy Billout
Qué desasosiego provoca tu texto, compañero. Se me antoja que no es nada fácil sin caer en el exceso de adorno o la banalidad. Supongo que parte del progreso de hoy en día, capaz de cimentar la sociedad de este tiempo, se basa en la famosa «atomización». Personas despojadas de toda sociedad, personas que están solas pero se pasan todo el día socializando, personas que por no querer enfrentarse a ese espejo que muy bien relatas prefieren huir de sí mismos y agarrarse al vacío. Supongo que será algo de economía, de maximizar beneficios y minimizar costes, pero no estoy muy seguro. Soy de ciencias y no llego a entender los procesos irracionales y devastadores.
En fin, compañero. Agradezco tu arrojo, la honestidad que reflejan tus palabras y el haberlas compartido con otras almas solitarias.
Un fuerte abrazo, adelante!
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Qué bien escribes, maldito. Hay que escribir otro libro del desasosiego… será por tema. Gracias por estar ahí y por la soledad. Abrazo enorme.
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Y celebrar el desasosiego, que, a pesar de la mala prensa, también da motivos para brindar por él. Uno de vuelta, compañero!
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Exacto
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Madre de Fuck. Con que ganas dejo lo que estoy haciendo y arranco a leer, recién llegado, tu último texto. Esa es tu victoria. ¿Cuántas personas eres? Porque yo soy una de ellas. Muchas veces al menos. En esta desde luego. La soledad del que fue abandonado, muy parecida a la del suicida, creo. Lo has vuelto a hacer, Javier. Y yo, aún sin llamarte.
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Querido Juanjo. Ya no sé si hay victorias, en todo caso no lo siento así, sino que todo es un ir haciendo. Cierto, sigues sin llamarme, pero estás y además estás bien. Un abrazo enorme y gracias por escribir. De verdad.
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La Soledad. Qué cosa más bonita y terrible a la vez!
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Pero vamos, una cosa rarísima. Aunque uno se hace a todo, excepto a los tomates sin sabor. Abrazo enorme y gracias por escribir.
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Buenos días, Javier
Como dice Rafalé, es un texto que crea muchísima desazón, aunque por otra parte, es una maravillosa alegoría de la Soledad. Creo que muestras perfectamente la dualidad que representa. Ansiada en muchos momentos por necesaria, repudiada en otros por su agobiante tiranía.
La peor Soledad es la que proviene del abandono, pero podemos pensar que solo es el comienzo de una nueva etapa. Además, ¿y la libertad de no tener que hacer la cama, ser dueño del mando a distancia o hacer fiestones con los amigos cuando quieras?
Yo además de dos cepillos de dientes, pondría dos platos en la mesa. Así se puede repetir fácilmente. 😜
Bellísimo relato, felicidades.
Un abrazo
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Jajajajaja. Siempre me haces reír, querido. Además apuntalas ciertas cosas con lo que dices. Seguimos por aquí y en solitario. Un día te comentaré algo, a ver si me puedes orientar. Abrazo enorme.
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¿Yo orientarte?
Hacia el precipicio seguro. 😅😂🤣
Cuando quieras, si prefieres el privado en el email me tienes, o en el bar de la esquina de 8 a 10. 😝
Abrashasho.
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