Sucede en tiempos de guerra, toda la vida, vamos, porque nunca son tiempos de paz ahí fuera. En una bolsa de Doritos ahora vienen cinco menos, es decir, un dos por ciento más de aire. Pasa lo mismo con el ColaCao, los lomos de Pescanova y el Tulipán. Mismo envoltorio, un poco menos de lo prometido al precio imbatible de siempre, particular forma penalizar a los que comen mal. Así lo pequeño encoge, se adapta a una realidad en la que la clase media baja a las alcantarillas, la primavera llega imitando a un invierno berlinés y las aspiraciones terminan siendo eso, aspiraciones.
Tampoco es tan dramático. Siempre nos dieron rata por liebre. Incluso sabiendo que hemos sido engañados seguimos practicando a diario el juego de la indiferencia. De lo contrario, saldríamos a la calle con una escopeta, y no a matar gatos precisamente. De ahí que este atraco pueda ser entendido como la enésima posibilidad para lo pequeño, aunque salga caro. ¿No son los más grandes en la vida los que saben ser pequeños? O eso dicen.
Cada vez hay menos tiempos vivos, menos palabras y más tweets, menos trabas para los superficiales, grandes causas que dependen de pequeños hombres vestidos de uniforme de combate, menos mundo al que retirarse a ver pasar aves migratorias, menos yogur en los yogures, menos pelo en la coronilla y más en las orejas, menos es menos que nunca fue más. Sin embargo, hay razones para cuidar de los placeres diminutos, de lo invisible al microscopio, de nuestro pequeño mundo pequeño. Sale a cuenta y a eso se reduce esto.

Yo creo que disfrutamos siendo engañados. Nos engañan los políticos y gobernantes, nos engañan los empresarios y vendedores, no engañan los medios y redes sociales, nos engañamos nosotros mismos cuando nos miramos al espejo y decimos: es culpa del cristal. 😝
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La mare que parió al internete, al teclao y al deo gordo. Tómate este comentario-error como una preview del siguiente. 😂😝
Si puedes, borra los dos. 🤷🏻♂️
Saludos.
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Buenos días, Javier.
Yo creo que disfrutamos siendo engañados. Nos engañan los políticos y gobernantes, nos engañan los empresarios y vendedores, no engañan los medios y redes sociales, nos engañamos nosotros mismos cuando nos miramos al espejo y decimos: es culpa del cristal. 😝
A lo mejor hay que creerse a los que dicen que vivimos en Matrix y todo el mundo es un engaño.
Pero como dices, hay que satisfacerse con los detalles, con lo pequeño: un pequeño yate, un pequeño palacio, una pequeña fortuna… ¿No se puede vivir de sueños? 😂🤣
El título me ha recordado el chiste del coreano: Shí, pequeña, pero juguetona.
Un pequeño abrazo, pero intenso. 🤗😊👍🏼
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Jajajaja. Es cierto, hay algo reconfortante en el hecho de sabernos engañados. Y sí, yo con 400.000 euros muy pequeños me conformo. Jajajaja. Abrazo enorme, querido mío.
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